La Tau es la última letra del alfabeto hebreo y se utilizó con valor simbólico desde el Antiguo Testamento (Ez 9, 6). También los primeros cristianos adoptaron la Tau, porque su forma les recordaba el madero sobre el que Cristo se inmoló para la salvación del mundo.
San Francisco de Asís, por la semejanza que la Tau tiene con la Cruz, tuvo mucho cariño a este signo, tanto que éste ocupó un lugar relevante en su vida y también en sus gestos. La Tau es el signo de la espiritualidad franciscana, de un compromiso de vida en el seguimiento de Cristo pobre y crucificado.
Dije Tau de Madera de Olivo
Hecho en Italia
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