En una ocasión, cuando un grupo de personas impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: “Oigan la palabra de Dios, ustedes los peces del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar”.
Mientras hablaba, los peces empezaron a unirse y a acercarse a él, sacando sus cabezas fuera del agua para escuchar atentos las palabras del fraile que los invitaba a alabar a Dios, creador del agua en la que encontraban su alimento y vivían en serenidad.
Maravillados, los pescadores corrieron a la ciudad a contar lo que apenas habían visto a los habitantes de la aldea, y con ellos, también los herejes, se arrodillaron escuchando las palabras de Antonio.(10 anécdotas de San Antonio de Padua, Aleteia)
Figura de San Antonio de Padua
Resina
Medidas 20 cm
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